El presidente derrocado Manuel Zelaya afirmó que EE.UU. utiliza su país como un laboratorio para planificar golpes de Estado en Latinoamérica
El presidente derrocado de Honduras Manuel Zelaya afirmó este domingo que Estados Unidos utiliza a Honduras como un laboratorio de golpes de Estado contra presidentes progresistas de la región que no se someten a la voluntad del imperio del norte.
“Nuestro país (Honduras) es un laboratorio de nuevos golpes de Estado para el siglo XXI, (Estados Unidos) lo intentaron con Venezuela, Bolivia y Ecuador, usaron toda su fuerza porque no tenían cómo chantajear al presidente, y ahora usan tácticas terroristas para intimidarnos”, aseguró Manuel Zelaya en una entrevista concedida este domingo a teleSUR.
El presidente derrocado de Honduras se refirió también a las actuales tácticas intervencionistas de EE.UU en su país, que consisten en el irrespeto de los Derechos Humanos de los integrantes de su movimiento político, quienes sufren acoso y asesinatos en lo que calificó como “una limpieza con crímenes políticos (...) somos el país con mayor violencia en América Latina con 68 crímenes por cada 100 mil habitantes”.
El presidente derrocado afirmó que los documentos revelados por WikiLeaks de la embajada de EE.UU en Honduras evidencian cómo el ex embajador de Washington en su país, Charles Ford, arremetió en su contra porque “yo denuncié la injerencia, la extorción y el chantaje cuando (desde EE.UU) se me quería imponer un gabinete de gobierno y que le diera visa al terrorista Posada Carriles, que lo protejen ellos al igual como pretenden hacer con los golpistas de Honduras”.
Zelaya agregó que su acercamiento a los bloques regionales como la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) y al grupo de integración energética de Petrocaribe molestó a los Estados Unidos, así como su amistad con los pueblos de Venezuela y Cuba.
Agregó que “en un año de desarrollo proyectos con estos países (se logró más) que en 10 años con EE.UU y en vez de apoyar a Latinoamérica para liberarase de un sistema oprobioso, empezaron a atacarnos, esta denuncia la hacemos nosotros a los pueblos para que abran los ojos, no podemos aceptar estar sometidos”.
El mandatario derrocado instó finalmente al gobierno de Washington a rectificar sus prácticas imperialistas, “irrespetuosas, la costumbre de intervenir instituciones e imponer su modelo ecónomico fracasado a través del petóleo y las trasnacionales extranjeras”.
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