miércoles, 15 de febrero de 2012

EL GENOCIDIO FASCISTA EN COMAYAGUA

EL GENOCIDIO FASCISTA EN COMAYAGUA

Honduras, 14-02-2012

En 2003 fueron cerca de 70 muertos en la prisión de El Porvenir, Atlántida, los asesinados eran pandilleros víctimas de una operación de "limpieza" neo-nazi impulsada bajo la política de "seguridad" y "cero tolerancia" del régimen fascista presidido por el oligarca semi-extranjero Ricardo Maduro.  La policía penitenciaria proveyó las armas a un grupo de reos rivales para realizar la masacre, y según testimonios de sobrevivientes, hasta habría habido participación directa de policías en la matanza. Varios reos y ex-policás de bajo rango purgan penas por ese caso actualmente. 

Las raíces históricas de esta concepción que podría resumirse en la frase "cuanto más pobres matemos, menos delincuencia habrá") arraigada en este grupo de poder que hoy controla el Estado, podemos rastrearlas desde la dictadura cariísta de lo años 30´s y 40´s del siglo pasado y más recientemente, en la doctrina fascista de la "seguridad nacional" pro-imperialista de los años 80´s.  

En 2004, bajo el mismo régimen, más de 100 pandilleros fueron quemados vivos, en otra hazaña malthusiana de limpieza humana. Los testimonios de ese momento fueron elocuentes, el incendio fue intencional, los guardias no quisieron abrir los portones y los dejaron morir quemados.

Los más de 370 reos quemados vivos anoche (ciudadanos hondureños de la clase desposeída), fueron asesinados por la dictadura fascista encarnada por Porfirio Lobo (un régimen nacido y sostenido por la fuerza de las armas, aunque la hipocresía o la cobardía "moderna" afirme lo contrario). Nuevamente, videos, testimonios directos y evidencias demuestran que la policía penitenciaria se negó a abrir los portones de las celdas, los dejaron morir quemados vivos fríamente. Es más, los esbirros abrieron fuego para evitar que algunos reos que tenían posibilidades de salvar su vida lo lograron. 

Parece que lo importante es que murieran. 

Y aunque al sentido común le parezca aberrrante, esa es una acción coherente con las ominosas condiciones del poder en esta tierra desdichada. Nada en esta sociedad puede abstraerse de los condicionantes de clase social. La seguridad del sistema de injusticia y privilegio de la clase oligárquica reside la matanza y el sometimiento terrorista de los sometidos. Visto desde allí,  el exterminio sistemático y continuo de los dominados es un acto normal, consecuente y necesario para la preservación del establecimiento social actual. 

Alvaro Pineda

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