viernes, 6 de enero de 2012

Padre Lorenzo cuenta cómo fue golpiza de los 8 policías


El padre fue recibido por una emocionada feligresía que agradeció a Dios haberles devuelto su padrecito con vida.


Fuente: Diario Tiempo.hn                                                                                    
MACUELIZO, SANTA BÁRBARA.- Centenares de católicos de diferentes ciudades del país participaron ayer jueves en una caminata de solidaridad con el padre Marco Aurelio Lorenzo, quien denunció ante el Ministerio Público haber sido golpeado y torturado el pasado 26 de diciembre por ocho elementos de la Policía.


A este mitin también se unieron sacerdotes de diferentes congregaciones, entre ellos el padre Fausto Milla, miembro de la Comisión de Verdad que en julio del año pasado tuvo que abandonar el país por recibir constantes amenazas de muerte.
Asimismo, el padre Lorenzo  fue acuerpado por la presencia de líderes del Frente Nacional de Resistencia Popular, del Movimiento de Resistencia de San Pedro Sula, del Grupo de Convergencia por los Derechos Humanos, la Red de Comunidades Cristianas de Honduras y por la Coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), Bertha Oliva.
Luego de una caminata por la calle principal de esta comunidad, la feligresía se concentró en la iglesia San Miguel Arcángel, de la cual el padre Lorenzo es párroco desde hace más de 10 años. En el abarrotado templo el sacerdote brindó un completo testimonio sobre la pesadilla vivida la noche del 26 de diciembre y lamentó la malintencionada tergiversación de hechos por parte de la Policía Nacional y divulgada por otros medios de comunicación, que señalan que el padre Lorenzo se conducía junto a sus hermanos bajo los efectos del alcohol.
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Centenales de católicos y miembros de organizaciones populares acompañaron al padre Lorenzo en este mitin de solidaridad.
Su testimonio
El padre Lorenzo relata que luego de muchas horas de conducir hacia Yamaranguila, fue dominado por el sueño y decidió  detenerse a a la orilla del camino para descansar y evitar el riesgo de quedarse dormido al volante. Eran las 8:30 de la noche. Fue así que a la altura del kilómetro 24, entre las comunidades de La Esperanza y San Miguelito, el padre Lorenzo inclinó su asiento y se dispuso a reposar unos minutos, junto a uno de sus hermanos, mientras que el otro se bajó del vehículo y le colocó dos cuñas para asegurarlo, ya que se encontraban cerca de una pendiente.
Pocos instantes después apareció una patrulla policial asignada a San Miguelito, Intibucá, y de manera intempestiva se bajaron ocho efectivos y empezaron a golpear al joven que se encontraba fuera del auto y seguidamente sacaron también a golpes del vehículo al otro hermano del padre Lorenzo, a quien enchacharon y subieron a la paila de la patrulla. Hasta ese momento, los hermanos pensaron que todo se trataba de un intento de secuestro, ya que jamás dieron un motivo para una agresión de este tipo.
Luego de la salvaje golpiza y con una profunda herida en la cabeza el padre Lorenzo manifiesta que se sintió sin fuerzas y en ese momento uno de sus hermanos empezó a gritar para pedir ayuda. Seguidamente, el padre Lorenzo señala que los policías intentaron subirlo a la paila de su carro, pero por instinto de supervivencia se resistió.
Ya desesperados por la situación fuera de control, los agentes dispusieron quitar las cuñas a las llantas con la intención de que el automotor se fuera hacia un abismo adyacente. Para su mala suerte, el vehículo cambió de dirección y fue a estrellarse a un paredón contrario. “Me pateaban mientras yo gateaba por que no podía pararme, y en ese momento pienso que se les acabó la ira y surgió a ellos un poco de actitud humanitaria, porque decidieron subirme a la paila de la patrulla junto a mis hermanos y llevarnos hacia el Hospital La Esperanza, Intibucá.
Ya en el hospital, indica, que en vista de que fueron llevados por la Policía los trataron como delincuentes, sin ningún tipo consideración, hasta que una de las enfermeras lo identificó y expresó a sus compañeros que no se trataba de un delincuente sino del padre Lorenzo, y todos empezaron a curar sus heridas y a hablarles con respeto.
Refiere que durante todo este tiempo los policías manifestaban que los heridos habían sufrido un accidente y que sólo necesitaban que les lavaran sus lesiones para llevarlos detenidos. Al darse cuenta que se trataba de un cura y sus dos hermanos, los policías cambiaron de planes, y en el momento en que las enfermeras salían de la habitación aprovecharon para arrojar bajo las camillas sus teléfonos celulares y billeteras, sin el dinero por supuesto.
Al siguiente día que llegó a la Policía a reclamar su auto les preguntó que si había alguna infracción qué pagar y le manifestaron que no habían cometido ninguna falta, que podían marcharse, lo cual deja sin razón o explicación lógica la salvaje golpiza que les pudo costar la vida. “Todo aún nos estamos preguntando qué ocurrió, pero no lo sabemos. De lo único que estamos seguros es que esa noche estuvimos entre la vida y la muerte y ahí sólo estuvo la mano de Dios para salvarnos”, concluyó.
Condena
Durante el desarrollo de la conferencia, algunos de los participantes también condenaron la actitud pasiva del nuevo Obispo de la Arquidiócesis de Copán, Monseñor Darwin Andino, quien aún no se ha pronunciado en relación a este hecho.
Lo robado
5 mil lempiras extrajeron los policías de la cartera del padre Lorenzo, y agarraron, además, 11 mil lempiras que portaba dentro del vehículo.

A patadas
“Uno se paró sobre mi brazo izquierdo y otro sobre mi brazo derecho, al tiempo que los demás empiezan a agarrarme a patadas y toletazos”:padre Marco Aurelio Lorenzo
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Previo a la reunión en la iglesia de desarrolló una caminata por la comunidad. El párroco de Macuelizo dio su testimonio de lo ocurrido junto a compañeros sacerdotes de diversas congragaciones.
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Este es el lugar donde el padre Lorenzo y sus dos hermanos fueron brutalmente golpeados. Al regresar al sitio, el sacerdote confiesa que no pudo contener las lágrimas y  en ese momento le consultó a Dios: “Cuál es mi próxima tarea padre”.
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