viernes, 17 de junio de 2011

Cable diplomático: “Pepe” pactó con Chávez

Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en la República de Honduras
CE No. II2.H2.E1-024/2011
Tegucigalpa, 15 de mayo de 2011.
De conformidad con lo informado en nuestra comunicación CE No. II2.H2.E1-023/2011 y la consiguiente autorización recibida de ese superior Despacho, a última hora de la tarde de hoy me reuní con el Presidente Porfirio Sosa en su residencia particular, ubicada en la comunidad de El Chimbo, a pocos minutos de Tegucigalpa. El encuentro fue de carácter informal, en estricta reserva, sin prensa alguna y sin más asistentes que Lobo Sosa y el suscrito.


Luego de las formalidades iniciales, en las que transmití los saludos del Canciller Maduro, Lobo Sosa me manifestó que en la mañana de hoy había intentado hablar con el Presidente Chávez para ver la forma de hacerle llegar directamente su posición con respecto a los puntos que plantea el ex Presidente Zelaya en la mediación, pero que aprovechando la llamada que le hice por instrucciones de mi Canciller, decidió proponer este encuentro para que por intermedio de esta Embajada se le hagan llegar a la brevedad esas consideraciones al propio Ministro Maduro y al Presidente Chávez.
Comenzó Lobo refiriéndose a la precaria estabilidad en que se encuentra su Gobierno, indicando que en este país hay grupos muy poderosos que, siendo de una derecha recalcitrante, se oponen a cualquier transformación política, económica y social que afecte sus intereses de clase. Estos sectores ciertamente constituyen una amenaza a su Gobierno, por lo cual él se ve obligado a  manejar con mucha prudencia cualquier intento por mejorar la presente situación política y económica. Expresó que el curso de acción que
siempre ha seguido ha sido el de evitar la confrontación y tratar de negociar entre las partes para así sacar adelante sus ideas y proyectos. Como ejemplo de esto indicó que fue así que hizo posible que se adoptara la modificación del artículo 5 de la Constitución hondureña sobre referendos y plebiscitos. Expresó que en estos momentos el único apoyo real con el que cuenta es de las Fuerzas Armadas, pues aunque no lo parezca la mayoría de los militares hondureños no se oponen a las transformaciones que necesita Honduras. Sin embargo, expresó que también tiene claro que este apoyo lo pierde si intenta adelantar esas reformas por vías ajenas a las leyes vigentes y en un ambiente de contradicción y enfrentamientos.
En este contexto, Lobo Sosa pidió comprensión de parte de nuestro Gobierno con la delicada posición en la que él se encuentra. Esa precariedad le impide cumplir con alguno de los planteamientos que están en este momento sobre la mesa de la mediación, específicamente aquellos que tienen que ver con la convocatoria de la Constituyente y el castigo a los involucrados en el golpe de estado.
Con relación a la Constituyente explicó que en las condiciones en que se encuentra su Gobierno, él no puede comprometerse a convocar una asamblea de esta naturaleza sin que se desate un conflicto político serio en Honduras.
Expresó estar de acuerdo con la necesidad de efectuar una constituyente que apruebe los cambios que necesita Honduras y, como muestra de esa afirmación, expresó que cuando en el 2009 Zelaya comenzó a hablar de una encuesta para una cuarta urna, él propuso en el Congreso una “cuarta urna constitucional” que era un mecanismo ajustado a la ley para efectuar la consulta popular que quería Zelaya. Ahora bien, en las actuales circunstancias no puede ahora comprometerse en un acuerdo con Zelaya que contemple una
constituyente so pena de tener un final idéntico al del ex mandatario.
En este punto recordó que en Cartagena el Presidente Chávez había coincidido con él en que no podía hacer suya la bandera constituyentista, sin que peligrara su permanencia en el Gobierno. A su juicio, el asunto de la Constituyente debe ser tratado con mucha prudencia y tacto para lograr su concreción y él se compromete a ayudar en este propósito, pero no lo puede anunciar al público como un acuerdo. Afirmó que en este sentido está “trabajando” a los diputados de su partido y a algunos diputados liberales. Incluso, el Presidente Lobo fue más allá al señalar que hasta la propia pretensión de Zelaya de la reelección sería más fácil manejarla por vía del artículo 5 constitucional que por vía de una asamblea refundadora. Aquí me señaló que otro de los sectores fundamentales sobre el cual hay que trabajar para lograr apoyo para la constituyente era el de
la iglesia, tanto católica como protestante. Indicó que si firmaba un acuerdo que mencione el compromiso de una asamblea constituyente, las iglesias hondureñas (actores de fuerte influencia política y social en este país) se opondrían como lo hicieron con Zelaya y se vendría abajo el proyecto; en tanto que si no se menciona esto por escrito pero se le brinda un margen de tiempo para que él trabaje la idea con las iglesias, estima Lobo que se podría lograr el mismo resultado que él obtuvo cuando convenció al sector eclesiástico de apoyar la reforma del artículo 5 constitucional.
En lo que concierne al tema de los derechos humanos y el castigo a los actores del golpe, explicó que éste era un asunto en el que tampoco podía comprometerse y cumplir sin que fuera expulsado del poder. Con el precario equilibrio en que se mantiene su Gobierno, era poco menos que imposible aceptar una exigencia de este tipo en los actuales momentos. Mencionó que está al tanto de las críticas que se le hacen por mantener a militares en importantes cargos de su administración, en particular al General (r) Vázquez Velázquez en Hondutel, pero ésta era la única forma de garantizar la estabilidad de su gobierno. Expresó su preocupación por la posición intransigente que en este aspecto han sostenido algunos países, como el Ecuador, que insisten en que se lleve a juicio a los golpistas como requisito para reconocer a su Gobierno y a aceptar su reingreso a la OEA y, en ese sentido, pidió nuestra ayuda para hacer ver a estas naciones que es materialmente imposible comprometerse en esta exigencia, sin arriesgarse a un conflicto político grave en Honduras. Jocosamente dijo que si firmaba un acuerdo así, el Presidente Chávez lo tendría que recibir en Venezuela cuando lo sacaran de Honduras como a Zelaya.
Adicionalmente, se refirió a una exigencia que en este punto le habría transmitido la Canciller de Colombia, en el sentido de que en el acuerdo que surja de la mediación, Lobo declare que lo acontecido el 28 de junio del 2009 fue un golpe de estado. Al igual que en lo del castigo a los golpistas, Lobo señaló que eso sería casi suicida y me recordó que en ocasión de la Cumbre Unión Europea – Centroamérica, efectuada a principios del pasado año en España, cuando él declaró a un medio de comunicación de ese país que aquí lo que hubo fue un golpe de estado, hasta del Congreso de Estados Unidos lo llamaron para reclamarle el comentario.
A continuación se refirió a los dos otros puntos de la mediación, en los que a su entender no hay problema alguno. Expresó que el ex Presidente Zelaya puede regresar a Honduras sin ningún inconveniente, pues no sólo se han anulado los juicios y el Presidente de la Corte le ha asegurado que no se reabrirán, sino que ya el tribunal de primera instancia que había ordenado las órdenes de captura las ha revocado formalmente. De igual forma, en la Dirección de Migración han eliminado la alerta migratoria que había contra Zelaya. En
cuanto a la seguridad del ex mandatario, señaló que se le va a brindar toda la protección necesaria y que, incluso, ha estado pensando en la posibilidad de que Venezuela brinde apoyo en esta materia, aunque aún no tiene muy claro si esto se puede hacer dentro de la legislación hondureña. Expreso que tal es su preocupación por el regreso seguro de Zelaya que ha pedido reunirse con su esposa, Xiomara Castro, para conocer de primera mano la denuncia pública que ella formulara el jueves pasado sobre un plan para asesinarlo.
En cuanto al reconocimiento del Frente Nacional de Resistencia Popular como un actor político y social, el Presidente Lobo me informó que en extensas conversaciones que ha sostenido con los rectores del Tribunal Supremo Electoral, estos le han ratificado una y otra vez que no hay ningún inconveniente técnico ni jurídico para que el FNRP se inscriba ya como partido político. Lobo Sosa me indicó que de hecho él dará todo su respaldo a la participación política del Frente, no sólo porque esta sea una justa aspiración de este movimiento, sino porque además esto le conviene a él y al Partido Nacional, toda vez que el FNRP constituido en organización política debilitaría grandemente al Partido Liberal, al arrastrar hacia sí a simpatizantes y militantes liberales.
Dicho esto, Lobo Sosa reiteró la necesidad de contar con nuestra comprensión y la de nuestros aliados en cuanto a la imposibilidad que él tiene para comprometerse con algunas de las exigencias que se le están planteando, debido a la fragilidad de su gobierno y para evitar la ruptura del precario equilibrio que ahora garantiza un mínimo de gobernabilidad en Honduras.
Asimismo, me expresó abiertamente la necesidad que tiene de lograr el restablecimiento de las relaciones bilaterales con todos los países del sur, así como la reincorporación de Honduras a la OEA a la brevedad posible, pues al margen de los beneficios que ello le reportaría a Honduras en cuanto a la recuperación de la cooperación y el financiamiento internacional, en lo interno le daría una gran fortaleza a su Gobierno frente a los poderosos sectores económicos y políticos opuestos al cambio. Así, al tener el respaldo de la OEA
y de países amigos como Venezuela, Lobo Sosa estima que podrá tener mayor margen de maniobra para llevar adelante las transformaciones que necesita Honduras. Expreso que para lograr el reingreso y el restablecimiento de relaciones, no tiene ninguna duda en aceptar los mecanismos de verificación que se quieran establecer para monitorear el cumplimiento de los compromisos acordados en la mediación.
Llegado a este punto, pasó a referirse a la necesidad de restablecer las relaciones con Venezuela. Expresamente manifestó no tener ningún problema o desavenencia con nuestro país o con el Presidente Chávez, sobre el cual por demás expresó que le había causado muy buena impresión en Cartagena por su carisma y simpatía. Me indicó que independientemente de lo ideológico, ambos países podían tener excelentes relaciones y que el Presidente Chávez podría ayudar al pueblo hondureño apoyando algunos programas sociales.
Mencionó que ya en Cartagena habían conversado sobre el apoyo al sector agrícola (en el suministro de urea) y que ahora él estimaba que esta cooperación se podía extender a las organizaciones campesinas de la zona productora de palma del Bajo Aguan, donde el Presidente Chávez tiene muchos seguidores. Citó también las iniciativas que adelanta la Oficina de la Primera Dama, donde a su parecer Venezuela también podría contribuir enormemente en programas de alto impacto social, como sería el caso del calzado escolar o el de las computadoras.
A continuación me expresó que esperaba que la dolencia en la rodilla no le impidiera al Presidente Chávez asistir a la inauguración de la planta de almacenamiento de combustible en El Salvador, pues esa ocasión pudiera ser una buena oportunidad para reunirse con los Presidentes centroamericanos.
Expresó que entre los mandatarios de la región se había conversado la posibilidad de viajar a El Salvador para sostener un breve encuentro con su homólogo venezolano, con el objeto de tratar temas referidos a la cooperación, incluyendo el área energética. Me solicitó que se le transmitiera al Presidente Chávez su sugerencia de efectuar este encuentro y que del mismo pudieran salir anuncios positivos en materia de profundización de la ayuda de Venezuela hacia la región centroamericana. A su entender esto tendría un gran impacto político, pues se contrastaría con la pasada visita de Barack Obama a El Salvador, donde en contrario a lo que se esperaba, el resto de los mandatarios del istmo no fueron invitados a reunirse con el Presidente estadounidense ni se hicieron anuncios de importancia para la región. Señaló Lobo Sosa que, en el
caso particular de Honduras, esto potenciaría la imagen del Presidente Chávez incluso entre aquellos sectores que lo adversan, pues no lo percibirían como alguien que se entromete en los asuntos internos, sino como un amigo que busca ayudar en la recuperación del país.
Ya en la despedida, el Presidente Lobo me reiteró su solicitud de que se hicieran llegar estas consideraciones al Canciller Maduro y al Presidente Chávez y que se les transmitiera a ambos su deseo de restablecer las
relaciones con nuestro país, e hizo la acotación que contar con la ayuda de Venezuela le permitiría a Honduras maniobrar frente a Estados Unidos, pues en este caso nuestro país sería como un contrapeso ante las presiones y pretensiones estadounidenses.
Ariel Vargas
Encargado de Negocios a.i.
Embajada de Venezuela en Honduras

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